Al llegar a la planta de incubación justo antes de la transferencia, noté inmediatamente que los ventiladores extracción de plumas estaban trabajando a toda velocidad. Debido a la presión que existía, abrir las puertas de los túneles de conductores de plumas era muy difícil, lo cual podía provocar una mala circulación del aire en la planta de nacedora. Le expliqué al gerente de la planta de incubación que el control de las plumas debería ser mantenido a una baja-presión de 3-5 Pascal, permitiendo que la nacedora “respirara” libremente, mientras también permite que pequeñas cantidades de plumas cayeran al piso de la nacedora en vez de irse volando por los aires hacia el techo. Pusimos los rangos de operación a sus estándares originales.
No obstante, para mi sorpresa, la siguiente mañana encontramos dos de las cuatro cajas de control indicando presión cero, mientras que los ventiladores aún estaban operando a máxima velocidad. Al entrar al cuarto de procesamiento de los pollitos, la razón se hizo clara: Los trabajadores que doblaban las cajas de los pollos habían “mejorado” su ambiente de trabajo abriendo las puertas de dos de los túneles extractores de plumas, creando así una corriente de aire. Naturalmente esto hacía imposible lograr la presión necesaria para la extracción y le pedí al gerente de la planta de incubación que reforzara la regla de oro: “Mantengan las puertas cerradas”.
Dos horas antes de el tiempo de sacar a los pollitos esa semana y después, los ventiladores estaban operando a toda velocidad, esta vez ¡con las puertas completamente abiertas! A pesar de cerrar las puertas de los túneles de plumas, estas se abrían con el paso del aire. Dentro de las nacedoras, la concentración de CO2 estaba subiendo por encima de el punto establecido con las puertas abiertas.
Finalmente descubrimos la causa en el techo de la planta de incubación. Previamente, bajo una presión alta dentro del túnel de plumas que en cierta área estaba completamente saturado de plumas. El cubrir las pipas de extracción del túnel de plumas con una bolsa de polvo había rectificado lo anterior —pero al hacerlo, creaba otro problema. Normalmente, los ventiladores de extracción sólo habían tenido que trabajar un poco más duro para sobrepasar la resistencia extra creada por estas bolsas. No obstante, esa mañana, la lluvia pesada había hecho que las bolsas de plástico se volvieran una especie de tela mojada.
Con pesados escurrimientos, una ocurrencia común en este caso y estas bolsas de polvo en su sitio, las nacedoras no podían respirar libremente, lo cual llevó eventualmente a los problemas reportados. Con una presión normalizada, las bolsas de polvo ya no tenían razón de ser y podían ser removidas —y la planta de incubación se comprometía a mantener las puertas cerradas teniendo niveles normales en cuanto a índices de nacimientos. ¡Afortunadamente llovió!