Incluso con una operación que por lo general se considera normal, el índice de nacimientos era, de hecho, altamente variable en esta planta de incubación; esto llevaba frecuentemente a una sobreproducción o —peor aún— a una baja producción de pollitos de un día.
La planeación de los pedidos se basaba en la experiencia que la planta de incubación tenía; había utilizado un lote de aves de una raza específica, con datos relacionados a su edad y resultados del análisis a trasluz de los huevos.
A primera vista, no podíamos realmente ver en qué radicaba el problema. La administración de la planta de incubación estaba aparentemente en buenas manos, y los ajustes de incubación, duración y condiciones climáticas también se veían bien.
Pero tras hablar con algunos empleados de la planta de incubación, el problema comenzó a desentrañarse. Las variaciones más pronunciadas —a veces descendían incluso a un 10 por ciento por debajo del índice de nacimientos predicho— parecían estar ocurriendo en ciertos lotes de huevos que provenían de la misma granja avícola.
Los empleados de la planta me decían que a menudo sabían qué huevos iban a tener malos resultados, basándose en los resultados de la revisión a trasluz. Se hizo un análisis rompiendo 5 por ciento de los huevos que habían sido revisados a trasluz el día 18, y luego registrando la etapa en la que los embriones habían muerto.
La mayor parte de las veces, me dijeron, muchos huevos de los ‘malos lotes’ parecían ser fértiles, pero se habían encontrado en ellos embriones que habían muerto en una etapa muy temprana (˂ 2 días) de desarrollo. Muchos embriones ‘que han muerto temprano’ pueden estar señalando un problema debido a periodos de almacenamiento extendido, condiciones que no son óptimas durante el manejo y el almacenamiento, así como las condiciones bajo las cuales se transportan los huevos incubables.
Puesto que la planta de incubación usualmente no necesitaba guardar los huevos, el gerente de dicha planta me dio una lista de los registros de las condiciones de transporte. La mayoría de los viajes, de 6-8 horas, habían sido llevados a cabo durante la noche y utilizando camiones que no tenían aire acondicionado ni cualquier otro control climático. Las condiciones de la mayoría de las carreteras localizadas en esa parte del país y que se utilizaban para el transporte era —según me indicó el gerente— razonablemente buenas. Pero el clima también creaba un reto. Mientras que los viajes por la noche generalmente eran más fríos, las temperaturas exteriores eran variables, y era común ver temperaturas de hasta 25°C en la mañana, cuando los camiones llegaban a la planta de incubación.
A pesar de que se otorgaban datos de la temperatura de los huevos al salir de la casa avícola y al llegar a la planta de incubación, faltaban los registros de las condiciones durante la transportación. Las temperaturas de los huevos al llegar, variaban entre 18-23 °C, lo que ciertamente es una variación muy amplia. Pero incluso esto no explicaba completamente el índice de nacimientos excepcionalmente pobre que se presentaba en ciertos lotes.
Una investigación más cercana, reveló que estas variaciones eran particularmente grandes en cuanto a la temperatura y ocurrían en lotes de huevos que eran producidos en una minoría de las granjas avícolas, todas ellas localizadas en la misma parte de la ciudad.
Estos huevos recorrían aproximadamente la misma distancia que los otros lotes y, contrariamente, no había registros en cuanto al transporte ni la temperatura al salir de la granja. Las condiciones de las carreteras en esta área en particular eran, de hecho, bastante pobres: en algunos lugares, la carretera no estaba pavimentada o asfaltada y, en particular, mis colegas de la planta de incubación habían notado que las entradas a las granjas avícolas de esa área a menudo tenían caminos rugosos y disparejos.
Quedó en claro que, sin excepción, cada uno de los lotes que presentaban índices de nacimientos bajos tenían un factor interesante en común: todos los huevos habían sido transportados por el mismo conductor. Poco después, también descubrimos que este conductor en particular era especialmente sociable —visitando gente de los alrededores mientras desempeñaba su cargo—, mientras los huevos incubables languidecían en su camión estacionado.
No obstante, otra vez, se me recordó cómo, al buscar las razones que se ocultaban tras el bajo desempeño de los pollitos, la respuesta puede ser tan simple que puede ser fácilmente pasada por alto. Y este caso me recordó algunos asuntos muy importantes que a menudo son olvidados.
Tiene poco sentido producir huevos de alta calidad para minar su calidad transportándolos en camiones sin acondicionar, a través de malos caminos con retrasos innecesarios. La importancia del transporte de los huevos no puede ser subestimada, especialmente en viajes más largos.
Mis recomendaciones para mantener la temperatura en alrededor de 16-18 °C dentro del camión o trailer durante el tiempo que dura el transporte y previniendo variaciones abruptas de temperatura o golpes son: Es importante asegurarse de que suficiente aire cuya temperatura esté controlada circule de manera uniforme alrededor de los huevos en el área de carga.
Tanto el cascarón como el embrión son extremadamente vulnerables a los golpeteos y sacudidas. El usar camiones con sistemas de suspensión efectivos proporciona una excelente barrera en cuanto a las pérdidas ocasionadas por los daños durante el transporte. Y, cuando sea necesario, recomendamos a nuestros clientes nivelar y pavimentar o recubrir las áreas rugosas que rodean las granjas. También recomendamos que el material de empaque sea a prueba de golpes.
Otros consejos incluyen registrar la temperatura de los huevos, no sólo al momento de las salidas y llegadas, sino también durante el traslado. Al llegar, es inteligente permitir que los huevos reposen 12 horas antes de comenzar el proceso de incubación.
En el negocio de las plantas de incubación, los conductores de la compañía son sus embajadores. Los conductores de los camiones deben comprender la importancia de la calidad cuando transporten su precioso cargamento. Así que sugerimos que nuestro cliente les explique a sus conductores cómo su trabajo afecta, no sólo al embrión, sino también el impacto puede tener en el éxito de su compañía y la de sus clientes. Por el bien de los huevos, durante cada viaje deben prohibirse las paradas y los retrasos no oficiales y fuera de horario.
Las variaciones amplias en cuanto al índice de nacimientos ¡siempre tienen una causa de raíz! Y, como regla, ignorar dichas variaciones —o cualquier otra falla en el desempeño— no mejorará los resultados.
El conductor sociable tenía que transportar huevos de un área remota cada cuatro semanas. Con el fin de calcular el impacto de sus “retrasos fuera de horario”, sumamos una pérdida de 5 por ciento de nacimientos debida a la combinación de malas carreteras, una conducción tosca y retrasos. El camión sin ventilar que él estaba conduciendo tiene una capacidad de 60,000 huevos. En esta región de América del Sur, el precio del pollito de un día fluctuaba entre $0,25, lo cual equivale al costo de 13 x 0,05 x 60,000 x $0,25 = un costo total para su negocio de ¡$9,750 cada año!
En este caso en particular, el gerente de esta planta de incubación sudamericana decidió comenzar con la medida menos cara: invertir tiempo en el entrenamiento de los conductores de camiones de la compañía, enseñándoles la importancia del buen manejo del tiempo en el trabajo que realizan y cómo su trabajo influencia los resultados de la compañía. Con estas medidas en su lugar, el índice de nacimientos en los lotes de aves del criadero localizado en el área remota, se incrementaron en un 2 por ciento en los siguientes meses, y la compañía está discutiendo la posibilidad de invertir en vehículos que cuenten con aire acondicionado.