Etiquetas: Incubación | Documentación técnica
1 marzo 2016
,El aire fresco y seco contiene, aproximadamente, un 78 % de nitrógeno (N2), un 21 % de oxígeno (O2) y un 0,04 % de dióxido de carbono (CO2). Sin embargo, aunque el oxígeno resulta fundamental para la vida, así como para una correcta incubación, no se suelen supervisar los niveles de oxígeno dentro de las ponedoras e incubadoras, ni se mide el O2 a modo de parámetro para ajustar el suministro de aire fresco a través de la ventilación. Por el contrario, el CO2, el subproducto del metabolismo embrionario, sí se suele supervisar y medir, con el fin de elaborar perfiles en base a los que se habrá de ajustar la ventilación durante la incubación
Justo después de la puesta, la albúmina de un huevo contiene una cantidad considerable de CO2, principalmente presente como bicarbonato. Como la cáscara del huevo es porosa y la concentración de CO2 en el ambiente es mucho menor, el CO2 sale del huevo. Esto resulta en un aumento del pH de la albúmina, así como en su licuefacción, procesos necesarios para preparar el huevo para la incubación.
A medida que este proceso de difusión pasiva del CO2 desde el huevo continúa durante el almacenamiento y en los primeros días de incubación, la concentración de CO2 dentro de la ponedora, que está completamente sellada, aumentará gradualmente. Cuanto más fresco esté el huevo, más rápido aumentará y mayor será el nivel acumulado de CO2. Dado que el metabolismo del embrión y, por lo tanto, su demanda de O2 durante los primeros 10 días de incubación es muy bajo, el aumento gradual de CO2 a >1 % no obstaculiza el desarrollo metabólico del embrión. Un estudio de Bruggeman et al. (2006) demostró que, como consecuencia de varios mecanismos de amortiguación, los embriones de pollos de engorde pueden tolerar un aumento gradual hasta alcanzar el 1,5 % de CO2 en el 4º día de incubación, hasta el día 10. Un estudio sobre las ponedoras blancas realizado por Hongbin Han et al. (2011), sin embargo, arrojó resultados negativos al aplicar un 2 % frente al 0,03-0,05 % durante los primeros 4 días de incubación, lo que sugiere una mayor sensibilidad al CO2.
El hecho de que no entre aire fresco en la ponedora durante los primeros 10 días de incubación puede ser beneficioso para la uniformidad de la temperatura, dependiendo del tipo de incubadora. Sin embargo, no solo aumenta la concentración de CO2 (en una incubadora no ventilada), también lo hace la humedad relativa, lo que resulta en una reducción de la tasa de pérdida de peso del huevo durante los primeros 10 días, que debe compensarse durante la última parte del periodo que pasan en la ponedora, estableciendo un punto de ajuste de humedad relativa extremadamente bajo. El riesgo que supone un índice de humedad relativa anormalmente bajo durante los últimos días en la ponedora es que el agua presente en los tejidos embrionarios, que en ese momento se encuentran directamente debajo de la superficie de la cáscara, se evapore.
Después del día 10-12, el metabolismo de los embriones aumenta exponencialmente y la necesidad de O2, y por lo tanto la producción de CO2, aumenta. Comúnmente se acepta que, en este periodo, la tasa de ventilación de la ponedora debe aumentar gradualmente. Sin embargo, no se requiere una ventilación excesiva, que puede resultar en la sobrecarga de los sistemas de humidificación en un intento de mantener la humedad relativa en el punto de ajuste. La tasa de ventilación en este periodo se puede ajustar, de forma segura, a un nivel máximo de CO2 del 0,4 %.
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