Etiquetas: Gestión de plantas de incubación | Documentación técnica
15 julio 2015
,No se ha de subestimar la importancia de contar con un equipo dedicado y motivado en las plantas de incubación. Incluso en entornos altamente automatizados, las plantas de incubación no pueden funcionar sin su personal.
Crear un equipo con personal de estas características forma parte de las responsabilidades del gestor de la planta de incubación, tan importante como comprender la totalidad del proceso de incubación, desde el huevo hasta el pollo de un día, y todos los factores que pueden influir, positiva o negativamente, en los resultados de incubación.
Los gestores de plantas de incubación más experimentados son capaces de analizar las causas de posibles rendimientos deficientes, adoptar medidas correctivas y evaluar su impacto. Además, cuentan con la autoridad necesaria para realizar cambios en los procedimientos operativos estándar y tienen grandes dotes de organización y planificación.
Los gestores de las plantas de incubación cuentan con el respaldo de los jefes de los diferentes equipos, cada uno de los cuales es responsable de salas específicas, por ejemplo, la sala de manipulación de los huevos, o de determinados procedimientos operativos estándar, como la vacunación, dentro de la planta de incubación. A menudo, entre sus responsabilidades también se encuentran la recopilación de datos relevantes, como la pérdida de peso de los huevos, los resultados de los análisis de rotura de huevos y las puntuaciones en lo que a higiene se refiere.
El personal responsable de tareas relativamente monótonas, como la colocación de huevos, el procedimiento de ovoscopia y traslado, la manipulación de los pollos y la limpieza y desinfección, por ejemplo, a menudo se consideran trabajadores no cualificados, a pesar de la importancia de sus trabajos.
Contar con buen equipo técnico, para el mantenimiento preventivo y la reparación de equipos, resulta fundamental para optimizar las condiciones de incubación y garantizar la continuidad operativa de las plantas de incubación, sobre todo cuando estas se encuentran altamente automatizadas.
Los gestores de las plantas de incubación han de encontrar, formar (= educar) y, por último, pero no por ello menos importante, motivar a los empleados designados para cada tarea. El personal debidamente formado seguirá procedimientos operativos estándar con precisión y podrá reconocer posibles errores y riesgos. Por ejemplo:
Una buena formación, tanto para nuevos empleados como a modo de capacitación continua para el personal existente, motiva a las personas para que realicen un gran trabajo. Por su parte, la rotación de personal, con el fin de que todos los empleados puedan experimentar y desarrollarse en los diferentes departamentos de la planta de incubación, ayuda a prevenir el aburrimiento y la pérdida de interés que pueden resultar en un trabajo «descuidado». Además, permite que las personas descubran qué es lo que más les gusta y, por lo tanto, aquellas tareas en las que pueden generar un mayor rendimiento dentro de la planta de incubación. En un entorno de trabajo de este tipo, las personas se vuelven más flexibles en tanto que se desarrollan como «trabajadores múltiples» altamente competentes, lo que resulta sumamente beneficioso cuando se ha de cubrir una ausencia por enfermedad o vacaciones.
Los buenos gestores de plantas de incubación también deberían abogar por el desarrollo profesional continuo, con el fin de mejorar en su trabajo y adquirir experiencia, al tiempo que se mantienen al día de los últimos avances en la materia, leyendo artículos relevantes y asistiendo a seminarios. La formación en gestión de plantas de incubación es una gran oportunidad, incluso para los gestores de plantas de incubación más experimentados, para compartir ideas y experiencias con especialistas y gestores de otras instalaciones.
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