Etiquetas: Incubación | Documentación técnica
10 junio 2015
,Las condiciones de trabajo ideales de las ponedoras se dan cuando estas se encuentran «descansando». En este estado de «descanso», todas las secciones mantienen sus parámetros, pero los dispositivos de regulación de climatización no están activos. Las condiciones de climatización del interior de las ponedoras se equilibran por sí mismas, gracias al calor y la humedad que desprenden los huevos, así como con un control preciso de la ventilación.
Este sería el escenario ideal en términos de eficiencia del equipo y energética, a efectos de crear un entorno óptimo para la incubación. Sin embargo, en la práctica, no resulta tan fácil de conseguir. Cuanto más grande sea la ponedora, más difícil será lograr este equilibrio, debido a algunos principios físicos básicos e inevitables, como los siguientes:
A efectos de ofrecer un programa de incubación preciso, las ponedoras están equipadas con diferentes dispositivos técnicos, como calefactores, refrigeradores y humidificadores. Dichos dispositivos responden a los requisitos del programa de incubación y funcionan sin descanso.
En las ponedoras de una sola etapa, la necesidad de aire fresco varía, aumentando rápidamente pasados los primeros 10 días de incubación. En ese momento, los embriones comienzan a generar más calor metabólico, que ha de ser absorbido por el sistema de refrigeración o expulsado con el aire usado.
Si el intercambio de aire es demasiado intenso durante las fases de incubación tempranas, la ponedora responderá con una mayor actividad del sistema de calefacción. Aunque los puntos de ajuste se mantengan estables, los huevos que se encuentran más cerca de los sistemas de calefacción en continuo funcionamiento se ven expuestos a temperaturas más altas que las óptimas, como consecuencia de la radiación térmica local.
Por su parte, una ventilación excesiva durante los últimos diez días de incubación activa los humidificadores y la evaporación permanente y localizada fomenta la aparición de puntos fríos.
Esta variación de temperatura puede acelerar o desacelerar el desarrollo de los embriones, lo que finalmente contribuye a un periodo de eclosión prolongado, que puede llegar a comprometer la calidad de los pollos.
Los embriones en crecimiento precisan de un suministro de aire fresco cada vez más elevado a medida que se van desarrollando que, aunque es necesario para la vida, también es el principal factor desestabilizador de las condiciones de climatización dentro de la cabina.
Una ventilación insuficiente puede resultar en el sufrimiento o incluso la muerte de los embriones. Por el contrario, una ventilación excesiva supone la entrada de demasiado aire fresco en la cabina, lo que obliga a los controladores a adaptarse a los parámetros del programa, aumentando la actividad del sistema de calefacción y humidificación. El aire fresco que entra en la máquina se encuentra, por norma general, entre 21 y 27 °C, con una humedad del 45-60 %. Dentro de las ponedoras, la temperatura ha de encontrarse alrededor de 37,8 °C, con un 45-60 % de humedad.
Los sistemas de calefacción, refrigeración y humidificación se pueden comparar con los vecinos: los necesitamos y nos gustan, siempre que sean silenciosos y tranquilos. Pero un vecino que nos tiene en vilo, con fiestas constantes y música a todo volumen no es un buen vecino.
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