Etiquetas: Climatización | Documentación técnica
2 septiembre 2017
,Existen plantas de incubación en infinidad de zonas climáticas, desde los trópicos cálidos y húmedos del Sudeste Asiático, hasta las zonas cálidas y áridas de Oriente Medio o los heterogéneos climas de Europa Central o los Estados Unidos. Por lo general, la temperatura externa y la humedad relativa están sujetas a cambios estacionales (como temporadas de lluvias o inviernos muy fríos) o incluso a los cambios entre el día y la noche. El reto consiste en establecer si el aire exterior se puede utilizar directamente a efectos de la incubación y, de no ser así, cómo hacerlo adecuado para ese propósito.
Las ponedoras e incubadoras pueden hacer frente, hasta cierto punto, a las variaciones climáticas del aire de entrada, aunque la mayoría de los fabricantes de incubadoras especifican las condiciones climáticas bajo las cuales el funcionamiento de sus equipos se considera óptimo.
El aire de entrada no tratado puede ser:
El siguiente ejemplo muestra una gama realista de especificaciones relativas a las condiciones climáticas óptimas del aire de entrada de ponedoras e incubadoras:
Humedad | Humedad | |
Temperatura | Humedad relativa | Punto de rocío |
21 - 27 °C | < 70%* | 11 - 19 °C |
69.8 - 80.6 °F | < 70%* | 51.8 - 66.2 °F |
Ejemplo de condiciones climáticas necesarias para el aire de entrada de ponedoras e incubadoras
* Una humedad relativa por encima del 70 % aumenta el riesgo de proliferación de hongos.
Para las plantas de incubación que se encuentran al nivel del mar, las especificaciones del punto de rocío también se pueden convertir a una humedad específica de 8,2 a 13,8 g de agua/kg de aire. Existen varias herramientas en línea de cálculo de condiciones de climatización basadas en diagramas psicométricos/diagramas de Mollier, que resultan muy útiles a la hora de realizar estos cálculos.
Acondicionar el aire exterior para alcanzar las especificaciones necesarias para estos dispositivos no es gratis, tal y como demuestran los siguientes dos ejemplos:
Aire exterior a 10 °C y con un 75 % de humedad relativa: Este aire contiene únicamente 5,7 g de agua/kg de aire, lo que significa que se han de utilizar sistemas de calefacción y humidificación con el fin de alcanzar las especificaciones de climatización necesarias. El simple hecho de elevar la temperatura del aire a 21 °C no es suficiente, dado que en el momento en que se añada agua, la temperatura volverá a bajar como consecuencia de la evaporación. La opción más energéticamente eficiente en lo que a condiciones climáticas del aire de entrada se refiere, es de 21 °C/53 % de humedad relativa (o lo que es lo mismo, 8,2 g de agua/kg de aire) y, para eso, el aire exterior se ha de calentar primero, hasta alcanzar los 27,6 °C. Esto precisa un gasto energético de 17,8 kJ/kg de aire.
Aire exterior a 30 °C y con un 75 % de humedad relativa: A pesar de que la humedad relativa es la misma que en el ejemplo anterior, este aire contiene 20,2 g más de agua/kg de aire. Enfriar este aire para que llegue a los 25,1 °C resultará en un 100 % de humedad relativa, lo que equivale a la condensación o al punto de rocío. A pesar de que el contenido de agua sigue siendo el original de 20,2 g/kg de aire; se precisa de una refrigeración adicional hasta los 19 °C con el fin de la alcanzar la especificación máxima de 13,8 g de agua/kg de aire. Sin embargo, este aire resulta demasiado frío y debe calentarse hasta, por lo menos, 21 °C. Pero a esa temperatura, la humedad relativa es del 88 %, mucho más alta que la especificación máxima del 70 %. Para alcanzar esa humedad relativa, se ha de calentar el aire hasta alcanzar, aproximadamente, los 25 °C. La energía necesaria para pasar de 30 a 19 °C es de 27,6 kJ/kg de aire y para, a continuación, llevar la temperatura a 25 °C, de 6,1 kJ/kg de aire adicionales.
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